martes, 14 de abril de 2009

Una opinión de Grotowsky... acerca de la formación y el proceso creativo.


Respuesta a Stanislavsky
en Revista Máscara.Año 3 Nos. 11 - 12. México. 1993
(Fragmentos)


(...)

Hace un tiempo, hice la afirmación - del resto no es original - que el verdadero alumno traiciona al maestro con "grandeza". Por lo tanto si buscaba verdaderos alumnos, buscaba personas que me traicionaran con "grandeza".

Baja traición quiere decir escupir encima de aquel a quien se estaba al lado. Baja traición es también el regreso a lo que es falso y desleal hacia nuestra naturaleza, pero que se acorda mayormente con aquello que los otros - por ejemplo el ambiente - esperan de nosotros, que con nosotros mismos. Entonces se reincide en todo aquello que se aleja de la semilla. Pero existe una "alta" traición: en la acción, no con las palabras. Cuando emerge de la fidelidad a la propia vía. Esta vía no se le puede prescribir a ninguno, no se puede calcular. Se puede solo descubrir con un esfuerzo enorme.

(...)

Si en un tiempo decía que la técnica que sigo es la técnica de crear técnicas personales, propias, en el fondo en eso estaba contenido aquel postulado de "alta" traición.

Si el alumno pre-siente la propia técnica, entonces se aleja de mi, de mis necesidades, que realizo a modo mio, al interno de mi proceso. Será Diverso. Se alejará.

Considero que solo la técnica de crear una técnica propia es importante. Toda otra técnica o método es estéril.

(...)

No creo que mi trabajo en el teatro pueda ser definido con el nombre de nuevo método. Se puede llamar método, pero es una palabra muy limitada. No considero siquiera que se trate de algo nuevo. Pienso que este género de investigación haya existido más frecuentemente fuera del teatro, aunque alguna vez haya existido en ciertos teatros. Se trata del camino de la vida y el conocimiento. Es muy antiguo. Se manifiesta, viene formulado según la época, el tiempo, la sociedad. No estoy seguro que aquellos que realizaban las pinturas en la gruta Trois Frères quisiesen únicamente hacerle frente al pavor. Tal vez... pero no sólo por eso. Y pienso que ahí la pintura no fuese el fin. La pintura era la vía. En este sentido me siento mucho más cercano a aquel que pintó ese diseño rupestre, que a los artistas a los cuales les parece crear la vanguardia del nuevo teatro.